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domingo, 15 de febrero de 2009

Estoy hasta los cojones

Quería que fuera a ritmo de Van Morrison, pero como no tengo a mano nada suyo para escuchar, será a ritmo de The Notting Hillbillies -grupo que se sacó de la manga ancha un tal Mark Knopfler, líder de Dire Straits y de capa caída, para un humilde servidor, desde que abandonó este grupo- y del único disco que grabaron: Missing… presumed having a good time. Porque lo que quiero decir, ahora, a las diez de la mañana del domingo 15 de febrero de 2009 es de que se me han hinchado las pelotas hasta una medida que no puedo soportar. Vamos, que estoy hasta los cojones de muchas cosas y las voy a ir diciendo según me van saliendo. Estoy hasta los cojones de que el PNV me venda la moto de que el País Vasco es un sitio de puta madre cuando la mitad de la gente está amenazada por los hijoputas de ETA y la otra mitad está callada por si acaso; esto hasta los cojones de que el PNV lleve ni recuerdo cuánto tiempo exactamente mangoneando todo lo que le apetece en este País Vasco; estoy hasta los cojones de que haber obtenido una licenciatura en Periodismo no sirva de nada porque cualquiera puede escribir en un medio de comunicación; estoy hasta los cojones de que haber estudiado y aprobado un Máster de Periodismo en El Correo no sirva de nada a no ser que seas un siervo o tengas un buen padrino; estoy hasta los cojones de que tras haber estado un año becado en la Agencia EFE no sirva para nada más que haber conseguido publicar páginas enteras en periódicos regionales (DEIA) y nacionales (EL MUNDO) y que luego me digan que por culpa de un puto ERE no hay nada para mí; estoy hasta los cojones de que para buscarme la puta vida me haya tenido que ir al puto culo del mundo, léase Ciudad Real, a trabajar de maquetador, algo que ni soy ni me siento; estoy hasta los cojones de haber pasado cinco años y medio en un periódico de tercera regional dejándome la piel y la espalda para lograr un trabajo en un periódico clase A que no he conseguido; estoy hasta los cojones de que un sueldo de mierda haya evitado que me pueda comprar un piso; estoy hasta los cojones de que cuando murió mi padre yo estuviera a 600 kilómetros y ni siquiera pude despedirme de él; estoy hasta los cojones de que haber hecho un cortometraje no sirva más que para los amigos se rían de lo mal que actúan los actores; estoy hasta los cojones de que me deje la vida por publicar un libro de relatos y nadie me lo agradezca (no hablo ya de que se venda); estoy hasta los cojones de me toquen los cojones gente de menos valía que yo en un trabajo de mierda; estoy hasta los cojones de que por culpa de un sentimiento de nostalgia mal entendido haya vuelto a Bilbao; estoy hasta los cojones de que mi novia esté en Inglaterra y yo no pueda ir a verla porque no tengo dinero; estoy hasta los cojones de explicar que dejar un trabajo en época de crisis no quiere decir que sea gilipollas sino que estaba a punto de explotar; estoy hasta los cojones de que regresar al País Vasco no haya servido de nada porque al estar sin trabajo soy un puto paria; estoy hasta los cojones de no encontrar trabajo; estoy hasta los cojones de tener 35 años y pensar que no tengo futuro; estoy hasta los cojones del PP, por muchas cosas; estoy hasta los cojones de que no saber euskera me convierta en un ciudadano de segunda categoría en este País Vasco en el que menos del 20% usan el euskera habitualmente; estoy hasta los cojones de todo esto y de muchas cosas más. Hoy he venido caliente y no sé cómo parar esta quemazón interior que me reconcome. Así que mientras escucho The Notting Hillbillies, pienso que a pesar de que este año va a ser malísimo, todavía puede haber una pequeña esperanza porque por mis cojones, yo no voy a dejar que todo lo que me toca los cojones me joda el futuro. Y ahora vas, y lo cascas… si tienes cojones!!!
Show me a place where I don't have to worry
And that's where I belong

martes, 3 de febrero de 2009

Por si acaso

Por qué negarlo, estoy un poco harto del pesimismo que nos invade y que se refleja, sobre todo, en los medios de comunicación, que hablan ya de los cinco millones de parados que puede llegar a tener España en este año, de las cientos de empresas que están cerrando, de las ayudas que necesitan los bancos, las cajas, el sector automovilístico, los hoteleros, y si nos descuidamos, Papá Noel y Los Reyes Magos para financiar los regalos de la próxima Navidad, y sobre todo estos últimos, que como todos sabemos…
Este artículo humilde viene a colación de las manifestaciones en Inglaterra por el cierre, o los expedientes de regulación de empleo, de algunas empresas británicas. El lema que los hijos de la Gran Bretaña (sin ánimo de ofender) coreaban a grito pelado era: “Trabajos ingleses para los trabajadores ingleses”. Y me entró un miedo de la ostia, porque si los ingleses, que quizás sean el pueblo más abierto a lo extranjero de Europa (no en vano han tenido colonias por medio mundo y sus habitantes han sido acogidos en la isla de H. M. con gran bondad), se manifiestan pidiendo que el curro inglés sea para ellos, agarrémonos los machos porque en España, que somos más catetos y cerrados para estas cosas del extranjero=extraño, vamos a acabar echando a todo aquel que no tenga ESPAÑOL bien grabado en la cocorota.
No quiero ser agorero ni pesimista ni pájaro de mal agüero, pero cuando no hay trabajo, no hay dinero, gracias a lo cual aumenta el nivel de insatisfacción y de ahí a preguntarse por qué el marroquí X o el peruano A tienen trabajo y un señor con bigote y mucho pelo de Zamora no tiene dónde caerse muerto, va un pequeño paso. Y pronto se llegaría a encumbrar a ciertos y olorosos partidos de extrema derecha (o extrema izquierda- lo mismo da, supuestamente, los nazis eran socialistas) que pueden asegurar al señor de Zamora que España pa los españoles y todos los que no sean españoles, a la puta calle, es decir, a sus países.
Por eso, por qué no me quiero tomar las cosas tan a la tremenda, espero que esto no suceda, ni en el Reino Unido ni en España ni en ningún país. No debemos pensar que el trabajo es nuestro sólo porque seamos de ese sitio, ya que se supone que los empresarios eligen a los mejores para cada puesto, da igual que sea un señor de Zamora (por seguir con el ejemplo) o un señor de Guinea.
Es más, debemos estar agradecidos a los extranjeros porque realizan los trabajos que los locales no hacen, porque se han vuelto comodones o por variadas razones. Otra cosa es que el empresario contrate a gente no cualificada, ya sean locales o extranjeros, para pagar menos dinero. Pero ese es otro cantar y contar.