Un blog en el que iré colgando textos propios y mostraré enlaces interesantes sobre cine, literatura y periodismo, los tres temas que más me interesan.
sábado, 30 de enero de 2010
El guardián de nuestra adolescencia
No recuerdo exactamente cuando leí por primera vez la novela “El guardián entre el centeno” escrita por Jerome David Salinger en el año 1951. Debió de ser en los años de BUP o por ahí, pero desde las primeras líneas: “Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso.”, me atrajo enormemente la historia de Holden Caufield. Una y otra vez tenía que volver a mirar la fecha de publicación de este libro que me parecía muy cercano a los días, al año, en el que yo lo estaba leyendo. Me preguntaba, ¿Cómo es posible que esta historia escrita a finales de los años cuarenta parezca tan actual unos 40 años más tarde? Disfruté muchísimo con las aventuras de Holden y demás personajes y luego lo volví a releer unas tres veces más, siempre como si fuera la primera vez, como si no supiera lo que iba a vivir el protagonista. Aquel libro se acomodó muy gentilmente entre mis favoritos de una vida. Incluso se lo recomendé a un colega que decía que por culpa del trabajo hacía mucho tiempo que no leía y que quería volver a aprender el gusto por la lectura. Le recomendé, cómo no, “El guardián entre el centeno”. No sé si acabó comprándose el libro y leyéndolo y si su lectura le devolvió el disfrute de la lectura. De todas maneras, escribo esto porque ayer murió J. D. Salinger y aunque era un tipo enormemente extraño y encerrado en sí mismo, merece un hueco en la historia por contarnos las andanzas de Holden Caufield.
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