Por qué negarlo, estoy un poco harto del pesimismo que nos invade y que se refleja, sobre todo, en los medios de comunicación, que hablan ya de los cinco millones de parados que puede llegar a tener España en este año, de las cientos de empresas que están cerrando, de las ayudas que necesitan los bancos, las cajas, el sector automovilístico, los hoteleros, y si nos descuidamos, Papá Noel y Los Reyes Magos para financiar los regalos de la próxima Navidad, y sobre todo estos últimos, que como todos sabemos…
Este artículo humilde viene a colación de las manifestaciones en Inglaterra por el cierre, o los expedientes de regulación de empleo, de algunas empresas británicas. El lema que los hijos de la Gran Bretaña (sin ánimo de ofender) coreaban a grito pelado era: “Trabajos ingleses para los trabajadores ingleses”. Y me entró un miedo de la ostia, porque si los ingleses, que quizás sean el pueblo más abierto a lo extranjero de Europa (no en vano han tenido colonias por medio mundo y sus habitantes han sido acogidos en la isla de H. M. con gran bondad), se manifiestan pidiendo que el curro inglés sea para ellos, agarrémonos los machos porque en España, que somos más catetos y cerrados para estas cosas del extranjero=extraño, vamos a acabar echando a todo aquel que no tenga ESPAÑOL bien grabado en la cocorota.
No quiero ser agorero ni pesimista ni pájaro de mal agüero, pero cuando no hay trabajo, no hay dinero, gracias a lo cual aumenta el nivel de insatisfacción y de ahí a preguntarse por qué el marroquí X o el peruano A tienen trabajo y un señor con bigote y mucho pelo de Zamora no tiene dónde caerse muerto, va un pequeño paso. Y pronto se llegaría a encumbrar a ciertos y olorosos partidos de extrema derecha (o extrema izquierda- lo mismo da, supuestamente, los nazis eran socialistas) que pueden asegurar al señor de Zamora que España pa los españoles y todos los que no sean españoles, a la puta calle, es decir, a sus países.
Por eso, por qué no me quiero tomar las cosas tan a la tremenda, espero que esto no suceda, ni en el Reino Unido ni en España ni en ningún país. No debemos pensar que el trabajo es nuestro sólo porque seamos de ese sitio, ya que se supone que los empresarios eligen a los mejores para cada puesto, da igual que sea un señor de Zamora (por seguir con el ejemplo) o un señor de Guinea.
Es más, debemos estar agradecidos a los extranjeros porque realizan los trabajos que los locales no hacen, porque se han vuelto comodones o por variadas razones. Otra cosa es que el empresario contrate a gente no cualificada, ya sean locales o extranjeros, para pagar menos dinero. Pero ese es otro cantar y contar.
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